Las metas son el latido del corazón; las celebraciones, el momento culminante. Congelan un sentimiento en una sola imagen: brazos abiertos, rodillas deslizándose o un baile tonto que intentas en la cocina más tarde. Algunas son pura alegría. Otras tienen significado. Unas pocas transforman la cultura popular.
Hagamos un recorrido por 17 de las celebraciones más emblemáticas del fútbol: momentos que convirtieron los goles en leyendas.
1. Memorabilidad: ¿Puedes imaginarlo en un solo cuadro limpio?
2. Significado: ¿Hay una historia, un homenaje, un guiño a la cultura?
3. Repetibilidad: ¿pueden los niños copiarlo en un campo de fútbol sala sin un equipo de especialistas?
4. Influencia: ¿se extendió a la cultura de los fans, a los videojuegos o a las redes sociales?
Ese es el filtro. Ahora, hablemos de las celebraciones, según la onda.
Lo has visto. Probablemente lo has probado. Tras saltar y girar en pleno vuelo, Cristiano aterriza con las piernas abiertas, los puños a los costados y gritando "¡Siuuu!". La celebración ha traspasado fronteras: se grita en partidos juveniles en Brasil, partidos informales en Nueva York e incluso en eventos no futbolísticos. No es solo una celebración; es una marca en movimiento.
De Messi Este gesto tranquilo, casi humilde, contrasta marcadamente con la teatralidad de Ronaldo. Tras marcar, señala con ambos dedos hacia arriba, un discreto homenaje a su difunta abuela. Es un gesto discreto pero profundamente personal, que nos recuerda que la grandeza del fútbol sigue anclada en las emociones humanas.
Cantona no necesitó viajar. Tras despachar al portero del Sunderland en 1996, simplemente se detuvo, sacando el pecho y con el cuello al viento, disfrutando de la cacofonía de Old Trafford. Esa decisión de no celebrar se convirtió en una celebración en sí misma. ¿Arrogancia pura y dura? Quizás. Pero también fue puro teatro.
Levanta la camiseta, revela el eslogan, tu rostro es de estatua. Es a partes iguales meme y mensaje, y aún vive gratis en la memoria del fútbol.
La Eurocopa del 96 fue un Gazza en su mejor momento. En el partido contra Escocia, se desplomó en el suelo y escenificó cómo sus compañeros le metían licor en la boca, en referencia a un escándalo sensacionalista. Fue descarado, provocador y totalmente acorde con Gazza. La afición inglesa aún lo recuerda como una de las imágenes más memorables de aquel verano.
El ambiente de los 90. Manos en las caderas, caderas ondulantes, pura alegría. El baile le decía al mundo que el fútbol podía sonreír en el escenario más grande y seguir sintiéndose local, cálido y humano.
¿Es disparatado? Sí. ¿Es perfecto? También sí. Alto, brazos rígidos, un ritmo acelerado: Crouch demostró cómo una idea graciosa se convierte en la favorita del público cuando llega el momento oportuno.
Desde bailes inspirados en Fortnite hasta el peculiar "Take the L", Griezmann ha convertido las celebraciones en referencias a la cultura pop. A veces criticados por infantiles, pero a menudo celebrados como divertidos, sus movimientos muestran cómo el fútbol y la cultura de los videojuegos se han fusionado para una nueva generación de aficionados.
El más seguro del equipo de acrobacias, pero aun así es estresante de ver. Aterriza como un gimnasta y se aleja trotando como si nada.
Líneas limpias, torso firme, gran sonrisa. Se puede oír a la multitud respirar juntos antes del aterrizaje.
(Anuncio de servicio público amistoso: las rodillas de aficionados y los tobillos de la liga dominical pueden no disfrutar de nada de lo anterior).
Tras anotar en Estados Unidos '94, Maradona corrió hacia las cámaras, con el rostro desencajado, gritando con una intensidad desbordante. El gol fue hermoso, la celebración… inolvidable por diferentes razones. En retrospectiva, capturó el caos y la turbulencia de su carrera.
El clásico planeo de Emirates: en línea recta, con la barbilla en alto y los brazos extendidos. Es suave, elegante y se ve espectacular en cámara lenta. A veces, lo simple supera a lo ingenioso.
Un galope hacia el Kop, un puñetazo al aire y una cara que dice: "Aún no hemos terminado". Se puede sentir el ruido a través de la foto.
Energía de cómic: máscara puesta, postura firme. Los niños la recuerdan, los adultos evalúan en secreto el compromiso.
Joven, rápido y atrevido, el gesto predilecto de Mbappé (brazos cruzados, barbilla gacha) es la confianza en sí mismo. Los niños lo imitan en los parques infantiles de Francia y del mundo. Ya se ha convertido en una leyenda, y dada su trayectoria profesional hasta la fecha, es solo el principio.
Cuando Erling Haaland Marca goles —y lo hace a menudo—, a menudo se sienta con las piernas cruzadas en el campo, con los ojos cerrados y las manos apoyadas en las rodillas, como si estuviera meditando. Es una imagen impactante: el caos de defensas a su alrededor contrasta con su serenidad, casi zen. Los niños lo imitan en los parques, y ya se ha convertido en una parte esencial de su personalidad.
En 2015, tras marcar en el derbi romano, Totti corrió hacia la afición, sacó su teléfono y se tomó una selfi. Fue tan moderna, tan informal, pero tan perfecta. En una sola instantánea, conectó el fútbol con la cultura de las redes sociales.
Sí, esta sección pertenece aquí. Los jugadores empiezan las cosas; los aficionados las convierten en folclore.
De vuelta a la cancha, con los brazos entrelazados, saltando de alegría. Es una celebración que dice: «Esta es nuestra fiesta y estás invitado».
Otros afirman que los partidos no importan, que lo que importa es el resultado. Pero miren esto: recordamos el ceño fruncido de Cantona tanto como su patata frita, el sillón de dentista de Gazza tanto como su huelga. Los partidos nos hacen recordar. Están informando sobre la historia ahora.
Y evolucionan con la cultura. Desde el baile de Milla en la esquina hasta la selfie de Totti, los jugadores reflejan la época en la que viven. Las celebraciones de hoy suelen hacer referencia a memes, bailes de TikTok o la cultura de los videojuegos. ¿Y las de mañana? Quién sabe, quizá con gafas de realidad virtual en la banda.
Las celebraciones del fútbol son breves, fugaces, a veces absurdas. Sin embargo, perduran. Son los signos de puntuación al final de las frases más memorables del fútbol. Ya sea el silencioso homenaje de Messi o el atronador "Siuuu" de Ronaldo, nos dicen algo sobre los jugadores, la afición y la época a la que pertenecen.
Así que la próxima vez que estés en un partido y alguien marque, no te limites a mirar el gol. Observa lo que pasa después. Ahí es donde el alma del fútbol suele manifestarse, y en pegatinas por todas partes. Movimientos mínimos, máxima huella.